Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo en https://mariamimid843359.bloggactif.com/39950252/francia-se-queda-sin-su-estrella-tras-el-cabezazo-de-zidane